10/17/2006

"El Viejo que llora"


Desierto de Atacama (Chile). 4.250 metros de altitud, 12ºC bajo cero. A través de los vapores acuosos de los géiseres del Tatio, el sol andino se despierta para disipar finalmente el frío y las tinieblas.

"De pronto creí estar en una de las ilustraciones que Gustavo Doré hizo para el Infierno de Dante. Con los pies helados, golpeaba la tierra esponjosa que asomaba por las crestas de roca caliza. Algunas siluetas encogidas, con los brazos enlazados por los codos, surgían unos segundos de las fumarolas sulfurosas y volvían a ser engullidas por el vapor. La claridad era engañosa: uno no sabía si era el humo o la primera luz cautelosa que bajaba de las montañas. Al amanecer, en los géiseres del Tatio, la tierra se convertía en una gran caldera que expulsaba grandes columnas de vapor desde sus pozos de agua hirviendo. Los indios llamaban a aquellos géiseres "el viejo que llora" y sólo si uno estaba frente a aquellas grandes fumarolas podía hacerse una idea de lo acertado del nombre. La tierra parecía llorar por un atroz dolor interno, y gemía y se retocía igual que a mi se me había retorcido el estómago en el Paso de las Vizcachas."

Eduardo Jordá: "NORTE GRANDE. Viaje por el desierto de Atacama". Ed. Península (Altair Viajes)